2/10/09

LO DIFÍCIL DE CRECER

Sonia Falcone

Todo era psicodélico, bombillas de colores, esferas espejadas, móviles reflejantes.
Ada entra a la fiesta rodeada de mariposas, tiene zapatos de cristal y un etéreo vestido color océano. Su sonrisa ilumina su rostro.
Detrás sus padres, Julio y Sofía la siguen emocionados, No pueden creer que su pequeña cumpla sus primero y únicos quince años.
Ada, hija única de matrimonio de padres grandes, nació luego de arduos tratamientos. Era una niña dulce, tranquila, muy de su casa, amaba investigar, era muy curiosa. Pero de un tiempo a esta parte estaba osca, contestaba mal y ya no le interesaban las cosas de siempre. Tenía ataques de ira y solía encerrarse en su cuarto para hacer nada, tirada en la cama.
-Crecer es difícil- Sentenciaba el abuelo Tato.
El silencio cubría sus cosas y la familia empezaba a preocuparse por este tan notorio cambio.
Una tarde ventosa de primavera su mamá la lleva a caminar para relajarla, luego de una pelea con su abuela.
-Ella empezó – rugió Ada de pronto – Si no hubiera querido saber cómo es el vestido de mis quince, yo no me hubiera enojado. – y volvió al silencio.
-¿Pero porqué no quisiste contarle, por qué tiene que ser un terrible secreto?
-¡Mamá! Anda de chisme en chisme con las vecinas y ¿querés que le cuente algo?
- A ver, yo no creo que es tan así…
-¿Ahora vos? ¿Cuándo van a respetar mis decisiones?
- ¡Pero!
- ¡Pero nada mami, no le cuento y punto!
Otra vez el silencio lo cubrió todo, iban abrazadas y Ada se soltó. El paseo había terminado.
Sofía estaba preocupada, estos cambios de humor no eran del todo sanos, una nena no podía pasar del odio al amor y viceversa de un segundo al otro. Algo tenía que estar pasado y ella quería averiguarlo, por eso llamó a las mamás de sus compañeras para indagar, pero nadie sabía nada, todos la veían normal.
A casi un mes de la esperada fiesta de quince, Ada decide suspender todo.
-La fiesta ya no tiene sentido, todo es una porquería. – dictaminó encerrándose en su habitación.
Esto era el colmo, en el momento en que sus padres intentaban entrar a su habitación para hablarle, sonó el teléfono.
-Hablamos desde el colegio.
-Sí, dígame.
-Hoy su hija tuvo un altercado con compañeras y fue sancionada. Necesitamos que vengan urgente a la escuela.
Dejando la conversación pendiente, Julio y Sofía, salen raudamente para allá.
En la puerta los recibe la directora de disciplina junto a Paula y a Federico, los tutores del curso. Quienes los invitan a pasar al aula donde cursa su hija.
Es un lugar de cálidas paredes, con bancos ordenados de a dos, en el fondo carteles sobre la amistad y el respeto, y en el frete, un gran pizarrón negro.
-Los llamamos de forma urgente porque Ada hoy discutió fuertemente con una de sus compañeras, en el momento en que armaban la cartelera.
-¿Saben por qué fue? – preguntó Julio.
-Al parecer la chica le había dicho que si no la invitaba a su fiesta, ella se iba a encargar de que nadie fuese.
-¡Por eso mi hija entró en mi casa y dijo que se suspendía todo- Acota el padre.
-Está muy rara desde que comenzamos con los preparativos- trata de aclarar Sofía.
-Sí, tuve una charla con ella- dice Paula – en allí se refirió a sus miedos.
-¡Qué suerte! – suspira la madre- hace ya varios días que intento conversar con ella y solo logro ira o silencio.
-El mayor miedo que tiene es el de dejar de ser una nena, tener que dejar sus juegos, la rutina y pasar a ser una adulta en cuanto cumpla los quince.
-Pero eso no es todo, los otros días la vi en el patio, llorando debajo del jacarandá con una carta en las manos – acota la directora – me senté a su lado y la abracé, me dio la carta para que la lea, diciéndome: “-Yo no quiero crecer, si así estaba todo bien, por qué si no quiero, lo tengo que hacer.” – Pensé que se refería al miedo de crecer, pero al leer la carta descubrí que el chico que le gusta le dijo que él iba a ir a su fiesta si ella crecía y dejaba que el le hiciera el amor.
-Eso es un apriete para tener sexo. – se exasperó Julio.
A lo que Federico, el tutor dijo:
-Sí, claramente es una amenaza. Por eso intervenimos. La cartelera que ven detrás habla de la amistad, de crecer y del respeto de las decisiones de cada uno.
-Desde la escuela es lo único que podemos hacer - acota la directora y agrega - les aconsejo que hablen con ella, que traten de que se calme, que no se asuste, no la reten, solo háblenle, con abrazos, con ternura. Ada es una bella persona que tiene mucho miedo.
Salieron de la escuela entre enojados con la vida y preocupados por su hija. Pararon en una confitería para organizar los pasos a seguir.
-Ahora entiendo los berrinches, los silencios, está muerta de miedo.
-¡Los chicos son crueles y la ven tan cuidada que la están extorsionando!
-Cuando lleguemos a casa, dejame hablar primero a mí – dice Julio – hace mucho que no tenemos esas lindas charlas con mi princesa.
-Dale, después contame.
Llegando a casa, su papá se baja del auto y entra por el jardín al cuarto de Ada, ella se asombra por la entrada y sonríe con ternura, sabe que se viene una linda charla, como las de antes, como las de siempre.
-Te invito…
-¿Vamos al zoológico? - se adelanta ella.
-¿no estoy muy grande para ir al zoológico?
-No, pá, estás perfecto.
-Entonces vamos-dijo sonriente.
El zoológico municipal quedaba a pocas cuadras así que decidieron ir caminando y jugando al veo - veo.
-Veo – veo – comienza Julio
-¿Qué ves?
-Una cosa
-¿Qué cosa?
-Maravillosa
-¿De qué color?
- Océano
Ada se queda muda, el silencio, como una barrera de hielo los separa.
-Perdón, perdón – arremete el padre – me equivoqué, color rojo. - Su hija lo mira y sonríe tímidamente.
-Tengo miedo pá – dice de pronto abrazándolo fuertemente – tengo mucho miedo de crecer – agrega casi llorando.
- Mi Adita, mi princesa, papi está acá, no tenés por qué tener miedo, yo te defiendo.
Y abrazándola fuerte entraron al zoológico.
Pasaron la mejor de las tardes, charlaron, como siempre, secretearon sobre el vestido, sobre la entrada y sobre todo lo que se iban a divertir en familia.
En el camino de regreso Ada hizo la pregunta que la tenía mal desde la charla con la directora.
-Papi, ¿Alguna vez te amenazaron con algo para que tengas sexo con alguien?
- Nunca, pero sé de lo que hablas- Ada lo miró extrañada – Este mediodía nos llamaron de la escuela y la directora de disciplina nos contó a mami y a mí lo de la chica y lo de la carta.
Las lágrimas contenidas en todo este tiempo, volvieron a correr por sus mejillas. El silencio volvía a separarlos.
-Mi amor, esos chicos te están extorsionando.
-psé.
-Yo creo que habría que darle un corte de raíz. Una persona que dice amarte no te va a extorsionar sobre una decisión tan importante. - Su hija lo miraba atenta, pero muda. Julio prosiguió – ¡Es como si yo la hubiera amenazado a mamá en el día de sus quince!
-¿Conociste a mamá en su cumple?
-Sí, estaba hermosa con su traje rosa, era una princesa.
-Tenés razón pá, pero tengo miedo de enfrentarlos y que todo salga mal.
-No te preocupes, con mamá vamos a ayudarte, pero prometeme que nos vas a mantener al tanto, y una cosa más, prometete que por nada del mundo vas a dejar de sonreír.
Ada lo abraza y no sólo se lo promete, sino que empieza a cumplir su promesa entrando a la casa cantando feliz.
Los días fueron pasando y una mañana los papás de Ada, y los de los chicos de la se juntan a conversar en un bar de la ciudad. Allí acordaron poner un freno a las amenazas. Después de esto, todo siguió su cause.
La mañana de la fiesta, Ada abrazó a su mamá y le dijo:
-Ayudame, esta noche quiero estar radiante, quiero estar como vos, cuando conociste a papá. - Sofía la abraza y la besa.
Pasaron el día entre arreglos, siestas y charlas. Al llegar la noche y estando frente a las puertas cerradas del salón, Ada abraza a sus padres y tomándolos de las manos, gira y dice:
-¡Qué difícil es crecer! ¡Gracias por ayudarme!


Eddy Méndez
(1/10/2009)

10/8/09

LAS MANOS ...


Las manos... nuestras manos

La metáfora de las manos es la más usada desde que el mundo es mundo y el género humano apareció en él con ansias de construir.
Las manos son el símbolo de la actividad, pero al mismo tiempo expresa la idea de potencia y dominio; a veces la mano se compara con el ojo: ve también.
La imagen que se analizará en esta oportunidad muestra manos medianas y pequeñas, sobre un fondo negro, esto es si analizamos lo que vemos, es decir, lo obvio; pero si vamos más allá podemos descubrir que esas manos forman un sol, abierto, limpio, que tiene la capacidad de iluminar las mañanas y las tardes hasta que el ocaso se hace cargo de él; o también forma un pájaro, que vuela hacia lo alto, para ver todo pequeño, desde otra óptica, un pájaro que recorre caminos desde los cielos, que se relaciona con las miradas de los demás a partir de encontrar en su vuelo muchos vértices donde pararse y ver; estas manos de la imagen también pueden connotar protección y seguridad, dos manos grandes atrapan a dos manos pequeñas, las conducen, las protegen, las guardan, pero también, las pequeñas dejan de tener libertad, por estar atadas a las grandes.
Manos que curan, manos que ofrecen, manos que se alzan, manos que trabajan, que muestran, que guían, que ayudan, que revuelven, que saludan, que demuestran, que auguran. Manos dispuestas, manos no dispuestas, manos plagadas de misterio, manos que descubren otras manos y otras miradas.
Y si quisiéramos anclar esta imagen al trabajo anterior creemos que se podría pensar que las manos tienen que ver con el hacer diario en la escuela.
Para comenzar el anclaje, nos gustaría definir escuela a partir de la imagen de las manos.
La escuela es el lugar donde todos ponemos las manos, donde todos nos damos las manos; donde, desde el lugar del saber, dirigimos, indicamos, resguardamos, protegemos, ordenamos, escribimos, borramos.
Las manos cumplen un rol sumamente importante dentro de nuestra actividad de educadores, con ellas damos ese toque especial que no lo puede dar el gesto, con ellas decimos más que con nuestras palabras; tamborileamos cuando la respuesta no es la esperada; aplaudimos ironías y aciertos; acariciamos mejillas con lágrimas; palmeamos hombros en un siga así, en un vas muy bien; las apoyamos fuertemente en el hombro de quien necesita un empujoncito para seguir adelante.
La escuela es un lugar donde las manos cobran vida, donde se expresan los sentimientos, donde se reprimen los exabruptos.
Una mano en un aula, puede ser el puente entre el éxito y el fracaso, indicar al alumno que debe pasar al frente a decir la lección puede ser parte conceptual de ese puente, tomar en nuestras manos un trabajo realizado con esfuerzo es otra forma de decir presente.
Con las manos construimos y destruimos, con las manos acariciamos y lastimamos, con las manos fundamos y cubrimos, con las manos recordamos y olvidamos, con las manos abrimos y cerramos puertas, con las manos creamos y rompemos. La dualidad de acciones opuestas a partir de las manos puede ser infinita.
En este mundo donde las imágenes son el todo, la metáfora planteada por la foto dice mucho más de lo que se puede llegar a creer. Es una imagen que roza el abstracto, un fondo negro quiere indicar que está apoyado en la nada, o que está suspendido en el aire, o que las manos se mueven en cualquier lugar, o que la poesía de esas manos no está anclada a nada en lo específico.
Manos grandes, abiertas que apuntan hacia arriba y hacia abajo, que indican con sus dedos estirados toda la apertura que se puede tener, que no están relajadas, que sí están en tensión; manos grandes que afirman, sostienen, vuelan, se muestran a todos y muestran que son parte de un todo.
Manos pequeñas, más relajadas, más inocentes, manos que se dejan guiar, manos que se dejan encontrar, manos que muestran que en lo pequeño está el futuro, pequeñas manos que aún deben crecer para convertirse en grandes manos que puede que hagan pequeñas cosas.
Si volvemos a la imagen en total, veremos como las manos grandes son las alas y las pequeñas el cuerpo de una mariposa; veremos que si seguimos mirándolas con atención aparecerá lo que nuestra imaginación designe.
Y si volvemos a la metáfora de la escuela de las manos, creemos que son ellas las que dirigen desde siempre nuestros caminos; y si vamos aún un poquito más lejos, podemos expresar que son nuestras manos las que van a abrir las puertas que nos lleven a los futuros que con ellas deseemos diseñar, en pro de una educación donde las ventanas y las puertas estén abiertas al conocimiento y con nuestras manos construyamos herramientas para que con él seamos libres.
Solo tenemos nuestras manos….

2/7/09

EL FUTURO SE CONSTRUYE HOY


Alcanzar una estrella
aunque sea pequeña
y perdida en el tiempo,
es encontrar la meta
y no dejar pasar
las oportunidades.
No busques la estrella
muy lejos tuyo,
buscala en vos,
porque siempre estuvo ahí.

Para encontrar las metas
necesitamos creer
en nosotros mismos,
en que si seguimos sembrando
algún día nos bendecirá
la lluvia.

Esforzarse, crecer,
ser feliz, alcanzar metas
es parte de una rutina
que nos mantiene vivos.
Y en este momento
en que el crecer da frutos,
en el que no solo te ven
desde afuera,
sino que brillas desde adentro,
creo que no tenés
que bajar los brazos;
el viaje no termina acá,
el viaje recién comienza...

Vamos, toma tu cesta.
Sale al mundo
y recoge los primeros frutos.
Toma la azada,
vuelve a sembrar,
riega, sueña, canta,
que una nueva lluvia
traerá nuevos retoños
y un nuevo arcoiris
se producirá
desde tu interior
hacia A F U E R A...

La vida es esto,
un milagro de amor,
un constante
volver a empezar,
un eterno compromiso
para que tu luz
interior no se apague.

No pierdas tu luz
ella seguirá con vos,
en vos,
en la medida
que la dejes florecer
y sigas creyendo
en que si querés,
vas a poder.


Edith Tessari (19 de junio de 2009)

3/6/09

ABRIR EL MUNDO ...


arte abstracto Cubano

Abrir el mundo
encontrar vida
recorrer los espacios naturales
ser conciente de nuestro interior.
Desarmar ovillos
enontrar fantasìas
revolotear por el cielo
encontrar amor.
Desanudar abismos
incorporarse al ciclo
palidecer de luna
brillar de fuente
soplar de hadas,
por los ricones de la esparanza
canta animado un ruiseñor.
Silenciar desiertos
reconocer intento
recrear conciencias
sobevivir a la benevolencia.
No sacrificar el futuro
crecer en presente
difuminar el pasado
y creer, creer en uno
En eso radica el secreto.

Edith Tessari 25/8/06

3/5/09

DESPEDIDA


http://almibarimposible.files.wordpress.com/2008/11/largocamino.jpg
...
Los cambios generan cambios,
los sueños generan sueños,
desnudos de papel crepé
danzan en colores
de arrugada piel.

Los cambios construyen cambios,
la vida construye vida.
El sol recrea fantasmas
retoma imágenes
recuperan el sueño.

Los cambios interpretan cambios,
los vuelos interpretan vuelos.
El mundo gira al son del sol
sol frío de invierno
sol tibio otoño
ardiente verano
sol cálido en primavera.

Los borbotones de vida
llenan de ilusión sentimental
al por nacer.
Nacer es cambiar,
de mojados a secos,
del calor al frío,
del ombligo a la luna.

Los cambios modelan cambios
construyen mundos
tornean vidas
generan movimiento.

Los cambios nunca desaparecen
se reproducen a lo largo
y ancho del camino.

Y en una vida
plagada de cambios
culminar un ciclo
no es cerrar la puerta,
es cambiar de mirada.

Edith (diciembre 2008)
Este poema fue escrito como despedida a los chicos de 6to de la E.T. Libertad. Secreto, quedó guardado en un cuaderno y nunca llegó a sus destinatarios.

26/4/09

REENCUENTRO, ÍNTIMO, PROFUNDO



REENCUENTRO, ÌNTIMO, PROFUNDO

Aqui y ahora me planteo ser feliz
quiero encontrar esa llama
quiero buscar tranquilidad.
Quiero ser yo misma.

Aqui y ahora
me comprometo conmigo misma
a volver a la semilla,
volver al simiente,
a las raìces que justifican
mi existir.

El afuera, es afuera.
es afuera de mì,
es el encuentro con otros.
Pero estamos en otoño
y es momento del reencuentro,
el ìntimo, el de adentro.

El adentro es lo que vale,
el encontrarse,
el maravillarse,
el dedicarse a lo pequeño,
a lo invisible, a lo etèreo,
al brote,
en la intimidad de mi ser.

Lo mucho que pasa en poco tiempo
no es buena señal,
màs vale poco en mucho tiempo,
poco genera paciencia para encontrar màs,
poco desafìa al tiempo que corre
y lentifica todo.
El entusiasmo de lo mucho
me hace perder la mirada
hacia el adentro
y pierdo el eje
y soy el afuera
Y està prohibido florecer en otoño.

Ahora a dormir lo espontàneo;
a apaciguar el ìmpetu;
a buscar en el interior
esa luz chiquita
para que la mirada
se vuelva apacible,
calma, segura,
lago, cielo,
pasto, otoño.

La escalera al sol
quemò mis alas.
Nadie me dijo
que eran de cera.
Y yo,
la Icaro contemporànea
quise despegar.

Hoy y ahora
solo otoño
y paz.

Edith (viernes 24 de abril 2009)

27/3/09

MARIFÉ


MARIFÉ

- ¿Marifé?
- María Felicidad Caballero de Vega
- ¡Se jugaron tus viejos!
- Psé
- ¿Te molesta hablar de vos?
- bastante, pero si no hay remedio
- ¿Por dónde te gustaría empezar? ...
Llegué a casa más temprano de lo costumbre, pasé por la verdulería, los tomates eran un poema y pensé que una ensalada griega combinaría para un rico pollo al limón. ¡Hace tanto que no me dedico a mi familia!. Estoy demasiado ocupada, la maldita empresa siempre tiene que estar primero. Miguel y los chicos tienen razón de enojarse, cuando llego tan tarde que ni ganas me quedan para escucharlos.
Esta locura tiene que parar y ahora, la nueva de mi viejo, el muy maldito me mandó a terapia, terapia... Solamente a él se le ocurre que la terapia va lograr que me divorcie y me dedique todo el tiempo a él y a la empresa. Bendita empresa. Si no fuese porque es mi viejo, y le debo mi carrera...
- Hola Má
- Llegaste temprano
- Uy torta de chocolate para la merienda.
- Mh ¡Qué rico!
- ¿Qué festejamos?
- Nada, tenía ganas de estar en casa. ¿Cómo les fue en el cole?
- Bien - contestó Julián y Patricio agregó
- Mañana tengo prueba de sociales ¿me ayudás?
- A ver...
Hacía mucho que no me sentía tan feliz. Estudiamos, tomamos la leche, jugamos y los disfruté como nunca.
Cuando llegó Miguel, no lo podía creer. Todo estaba listo, la mesa puesta, los chicos bañados, los deberes hechos y su comida preferida calentita. Cenamos sin televisión, ¡teníamos tanto que contarnos!
Me sentí completa y satisfecha cuando luego de acostar a los nenes; Miguel me sedujo hasta llevarme a la cama, entre arrumacos y masajes.
- Soy feliz
- Yo también, hace mucho que no te dejabas amar, ni te entregabas.
- Sí
- ¿A qué se debe ese cambio?
- Empecé terapia, me obligó papá...
- Así no sirve
- Sí, eso ya lo sé, pero...
- ¿Pero?
- Me ayudó a recordar todo lo lindo que vivimos juntos.
- ¿Te acordás de nuestra luna de miel?
- Ya hace diez años de eso. ¡Qué bien me sentí cuando después de desvestirme y desvestirte dijiste...
- "Esta es la primera noche del resto de nuestras vidas"
- Soy tuya
- Te amo.
El despertador sonó a las seis de la mañana, me levanté, enchufé la cafetera. Preparé el desayuno. Desperté a Pato y a Juli, mientras se cambiaban me puse a pensar que estaban enormes y que yo me estaba perdiendo todas sus evoluciones a causa de ser personal jerárquico en las empresas de mi padre. Si bien el dinero fresco me atraía; no tenía ganas de seguir adelante, ya era demasiado.
A las siete pasó el micro a buscar a los chicos. Miguel no tenía consultorio hasta el mediodía. Volví a la cama. Hoy no salgo.
- ¡Marifé, te dormiste, no llegás!
- No voy, me quedo, no tengo ganas.
- ¿Te pasó algo?
- Sí, estoy podrida.
El asombro de Miguel era total, no entendía nada.
- No me mires con esa cara. ¿Nunca quisiste tirar todo por la ventana?
- Sí, pero ¿y tu vocación?
- La vocación que eligió mi viejo, porque él era publicista y yo única hija.
- Nunca habíamos hablado de esto, ¿querés hacerlo?
Hablamos como amigos. Cuando llegó el mediodía Miguel llamó al consultorio y suspendió todas las citas. Necesitábamos estar juntos. Recuperar el tiempo perdido, redescubrirnos sin malos entendidos, desganos u ocultamientos.
Fuimos a buscar a los chicos a la escuela. No entendían en absoluto pero estaban felices... estamos felices, somos una familia.
- Marifé, contame de tu infancia
- Soy única hija
- eso es una realidad ¿Y tu infancia?
- fui la belleza, la princesa, la nena de papá. Me aburrí bastante, no tuve muchos amigos. No fui a bailar. Siempre estudié. Fui abanderada. Todo diez. A los veinte me fui a París, becada, y conocí a Miguel.
- ¿Quién es Miguel?
- Es todo y todos a la vez. Es el mejor hombre que conocí, por no decir el único; es un amigo, un amante; es quien comprende mis lágrimas y amaina mis furias. Es la persona que elegí como compañero para el resto de mi vida.
Tuve ganas de ir a buscarlo, llegué a las 15:30 a la clínica. Su secretaria me preguntó si tenía hora, no me reconoció, le dije que no y que era urgente, le di mi apellido de soltera. Cuando llegó mi turno y entré al consultorio, a Miguel le dio un ataque de risa. Hicimos el amor, en silencio y mirándonos a los ojos muy fijamente, como cuando éramos novios y no nos queríamos perder ni un gesto del otro.
No entendía mi cambio, estaba pensando en cómo iba a reaccionar su suegro cuando supiera que su hija había faltado al trabajo porque tenía ganas. Se venía una tormenta, peor que la de Santa Rosa.
- ¡Marifé, urgente en mi oficina!
- No vino. Y hace tres días que falta.
- ¿Llamó?
- No
- Comuníquenme con ella- rugió Caballero
- Marifé en línea cuatro
- Gracias
- ¿Qué hacés todavía en tu casa? Cuantas veces te dije que tu vocación está en la empresa y no al lado de ese tipo que te aparta de mí alevosamente y de esos animalitos que tenés como hijos... ¿Cuántas veces?
No respondí. Me limité a colgar el tubo del teléfono y encender el contestador.
- Tengo un problema
- ¿Si?
- Mi padre
- ...
- Él siempre se negó a que me casara y tuviera hijos
- ¿Y tu mamá?
- Nunca la conocí. Papá dice que está muerta, pero en ningún cementerio hay una tumba con su nombre. Yo creo...
- ¿Qué es lo que creés?
- que ella lo abandonó y yo en su lugar también lo hubiera hecho.
- ¿Por qué?
No tenía ganas de hacerlo. Abrí la puerta del despacho y entré. Papá se besaba con su secretaria. Carraspeé. Ella me miró aterrada, él me recriminó mi falta de educación. Presenté mi renuncia indeclinable a todo ese mundo, a esa prisión. No medió entre los dos ni una palabra, sobraban las miradas.
Había tomado la decisión más difícil de mi vida. No lloré, fue raro pero no lloré. Sentí un alivio.
Fui al consultorio de Miguel y le conté mi decisión. Me miró, tomó mi cara entre sus manos y me dijo:
- Bienvenida al mundo de los seres humanos.
- gracias
- Es importante ahora que sepas que lo que viene es difícil pero es tu futuro y vos sos su dueña...
Pasamos una velada agradable a los chicos los veía con otros ojos, eran míos, nuestros, los había llevado en mi vientre... era feliz.
Mañana conversaría con el terapeuta sobre el futuro, ahora sólo quería observar a mi familia... mi elegida familia.
- ¿Cómo te imaginás ahora tu vida?
- Libre, aunque me asuste la libertad, libre.
- ¿Qué te asusta de la libertad?
- El tomar decisiones
- ¿En la empresa las tomabas?
- Sí, pero era todo un bluf; porque aunque yo fuese la gerente general, y tuviese la última palabra, todo ya venía aprobado por mi padre, no era una verdadera decisión con riesgos incluidos.
- Y ahora, ¿cómo te sentís?
- Viva, con mucho tiempo y ganas de disfrutar todo el tiempo perdido, con ganas de no perderme ningún momento de mimos con Miguel, de no perderme a mis hijos.
- Despacio, hay mucho tiempo. Tenés toda la vida por delante.
- El resto de mi vida...
Llegué a casa, en el contestador aullaba mi papá, entre desesperado y prepotente:
- No te entiendo, te di todo. Sos mi hija, mi mejor publicista: Me decepcionás. Pero no pienso quedarme de brazos cruzados, esto no va quedar así. No vas a llegar a ningún lado en la vida con tus caprichos de madre y esposa. Ya me voy a encargar de que te arrepientas. Aparecí por la empresa. El revuelo era general, nunca había pensado que mi renuncia hubiese provocado todo esto. Pero así era, mis compañeros se quejaban; mis subordinados corrían por los pasillos. Y los gritos de mi padre sonaban en todos los rincones.
La agencia nunca había sido un lugar tranquilo, pero tampoco este loquero.
- Recapacitaste.
- No
- ¿A qué viniste entonces?
- A charlar, pero no acá, seguime.
Nunca pensé que tenía poder sobre él. Me obedeció y salimos de ese mundo. Fuimos a una confitería, tranquila, lejos del centro de conflicto, como me había recomendado el terapeuta.
- ¿Qué querés, matarme de un disgusto?
- No, eso es decisión tuya. La muerte siempre fue decisión tuya.
- ¿Qué buscás?
- Saber
- ¿Qué?
- Mamá
No imaginé lo que estaba escuchando, por un lado estaba asombrada de sus lágrimas, por el otro me sentía culpable de haberlo abandonado, era increíble pero en vez de aclararme las ideas me las confundía más. No lo dejé terminar, llamé al mozo, pagué y me fui...
Necesitaba sol, aire, respuestas. ¿Cómo que mi padre no era mi padre? ¿Por qué no me contó antes que me había encontrado en la calle, envuelta en diarios y que un juez le había dado la tenencia? ¿Hubiese muerto de no ser por él? Una puntada en el estómago me volvió a la realidad. Había llegado a casa, no sé cómo, pero estaba sentada en la cama, ahora sí, llorando.
Miguel llamó para comentar que los chicos se iban a dormir a lo de la abuela Anna.
- ¿Qué te pasa?
- Mi papá
- ¿Qué te dijo ahora?
- Que soy adoptada
Llegó en quince minutos, me abrazó y dejó que me calmara en sus brazos. Dijo que el camino a recorrer era complicado pero que no me dejarían sola. Que él y los chicos se encargarían de protegerme. Le pedí que con Patricio y Julián tuviésemos tacto y lo hiciéramos paso a paso, porque estas cosas hacen sufrir.
- Sí, pero digámosle la verdad, te van a ver sufrir, llorar y van pensar que hicieron algo mal. Aclaremos las cosas del vamos y no compliquemos más la situación.
- Como quieras, pero que no sufran ellos también. Mi amor...
- ¿Sí?
- No me dejes
- Nunca
Miguel tomó el control de la situación, no sólo le puso límites telefónicos a papá sino que también le prohibió que me mortificara constantemente. Contrariamente a lo pensado, papá reaccionó bien y por un tiempo dejó de perseguirme y dejarme mensajes insidiosos en el contestador. También se encargó de mi caso en particular ya que mi suegro es abogado y tiene muchos contactos. Tanto se ocupó de mí que el lunes encontré un cartelito en la heladera que decía: “No me esperes a cenar, hay asuntos ineludibles que no pueden esperar más.”
Cuando llegó, me encontró dormida en el sillón, con pato apoyado en las rodillas y Juli abrazado a mi cuello... El flash de la cámara me despertó.
- Esta escena quedará para la posteridad... me tenté - me besó, y después se llevó a los chicos a dormir. Cuando volvió me dio un besito en la punta de la nariz que me hizo acordar a nuestros secretos cuando estábamos de novios.
- Hablamos con Nacho, del juzgado de adopciones.
- ¿Sí?
- Tu mamá murió, pero nunca te abandonó...
- Seguí... – le pedí con los ojos llenos de lágrimas
- Tu papá te robó...
Me estremecí, no quería escuchar más, pero Miguel me obligó a saber toda la verdad.
Mamá estuvo desaparecida cuando estaba embarazada de mí, mi papá también desapareció. Este hombre era un amigo de un alto mando. Cuando mi mamá me tuvo, la mataron y me adoptó él, otro dato, nunca se casó.
- Quiero hablar con usted, es muy urgente.
- Esta tarde a las 17:00 hs.
- gracias
- La espero
Hablé, hable sin parar. La sesión se pasó volando. Hablé, lloré, grité. Me vacié. Y juré no volver hacia atrás, pero él me exigió que no lo haga.
- Necesito tiempo
- Tenés toda la vida.
- ¿Quién soy?
- María Felicidad
- No, ella es ficción... la ficción que inventó ese hombre
- Su padre
- No, ese usurpador no es mi padre
- Marifé, todos nos equivocamos alguna vez, no es bueno tener rencores, por más difícil y más bronca que dé. Piénselo.
- Ya no quiero pensar más.
- Eso tampoco es bueno.
- ¿Y qué es bueno y qué, malo? Es una encrucijada, por momentos creo que lo hizo todo a propósito. Y en otros momentos me siento una desagradecida. También siento que él me dio lo mejor, pero por otro lado lo mejor hubiera sido que me dijese la verdad, pero de chica y no ahora, cuando ya es tarde y el odio se confunde con la culpa y las ganas de llorar no me dejan ni dormir ni estar despierta.
- Son varios duelos, uno es el de la mamá perdida, otro es el del papá verdadero y otro es el de su vida anterior a saber todo esto.
- Uff. Estoy tan agotada que ni siquiera puedo descansar. Y pensar que renuncié con la finalidad de estar en paz y disfrutar con mi familia. ¿Por qué es todo tan complejo?
- En estos casos no es propicio hacerse tantas preguntas que solo llevan a deprimirse más y no verle salida al conflicto. Confiá, de estas cosas se aprende, uno sale enriquecido del peor dolor, uno crece en estas situaciones y aprende dónde se encuentra el límite de su resistencia. Permitite llorar, gritar, enojarte; estás en todo tu derecho, perdiste a tu mamá y a tu papá. Pero también pensá que quizás existe algún familiar que puedas conocer y que te pueda contar tu historia. Permitite confiar en que eso pueda suceder.
No quería hablar más del tema. Antes de ir a casa pasé por la escuela a buscar a mis hijos.
Julián lloraba sentado en la dirección, le había pegado a un compañero porque éste le dijo “Bastardo”.
- No sé qué quiere decir – le dijo entre lágrimas – pero yo me llamo Julián.
No pude explicarle que era bastardo, solo pude abrazarlo fuerte y darle muchos besos.
Esa misma noche decidí escribir un diario, en el que ahora mismo estoy contando esta historia, mi historia.
En un principio creí que el corazón se me iba a escapar del pecho, tenía tanto que armar y empecé.... Ustedes ya saben, no es necesario contarles todo de nuevo. Ya en la séptima página decidí descansar por ese día, ya estaba más aliviada. ¿Comprenden por qué?
Cuando llegó Miguel, bastante tarde, por cierto, los chicos dormían y yo miraba la televisión.
- Tengo novedades
- ¿Sí?
- Viajamos este fin de semana a Punta del Este
- ¿Todos?
- No, los chicos se quedan con mamá.
- ¿Motivo?
- Marifé de Vega ¿La conocés?
- Un poco, pero quiero saber más de ella.
Llegamos a Punta y nos alojamos en el Hotel San Remo, habitación cincuenta. El viento era insoportable y estaba haciendo bastante frío.
Miguel me tomó de las manos y me llevó a recorrer el paraíso de su piel. Me sentí renacer de la angustia, la culpa y la incertidumbre; ser mujer, su mujer, nuevamente; aunque todavía no tenía identidad, sólo recordaba llamarme María... cómo lo hacía él en el momento de más placer... María.
Nos amamos una y otra vez hasta quedar vacíos pero eternos.
- Vamos a dar un paseo – propuso misterioso – quiero que conozcas a una persona.
- Vamos
- ¿No te da curiosidad saber de qué se trata?
Mi mirada era más de miedo que de curiosidad, se dio cuenta y no preguntó más. Me dejé llevar de la mano hasta una paqueta casa de José Ignacio. Tocamos el timbre y salió una señora, dijo llamarse María y nos invitó a pasar.
Miraba una y otra vez su cara, sus manos, su cabello entrecano, sus rulos, sus ojos grises y esa sonrisa plena e inalterable. Creí que me estaba mirando en un espejo y que él me mostraba dentro de unos diez años. Se me borraba la visión.
- ¿Quién sos? – le pregunté cuando me agarró de las manos.
- Soy tu abuela.
La abracé. Lloré. Lloramos las dos
- Gracias mi amor – le dije a mi esposo mientras volvíamos del viaje- Me devolviste mi historia. Me ayudaste a encontrarme. Gracias.
- No hay nada que agradecer, te amo y es lo único que cuenta
Pasaron los meses y mi historia se fue completando, nuestros hijos conocieron a su bisabuela. Veraneamos en José Ignacio. Vino a Buenos Aires. Y no nos separamos más.
- ¿Marifé?
- María Felicidad Rodríguez Acosta
- ¿De Vega?
- Sí. De Vega – Sonreí plenamente.

Edith Tessari de Méndez (2004)

11/2/09

LUZ


N.Parunov


Luz

Luz era eso, una luz que brillaba en la oscuridad, siempre al servicio de los demás, siempre preocupadas por sus amigas, por su madre, por su hermano,... aunque la vida no tuviera piedad con ella, Luz brillaba a pesar de todo.
Nicoll estaba siempre en la suya, la sensiblería no era para ella, era importante la ropa, el pelo, los hombres, el boliche, ser ella misma para ella y no para los demás...
A Luz la vida se encargó de robarle su felicidad desde muy chica, se crió en un ambiente donde la responsabilidad para salir adelante era moneda corriente. Tenía miles de defectos pero eran disculpables gracias a la garra que ponía en todo lo que era pelear por la vida. Siempre estuvo muy sola.
A Nicoll le habían gravado a fuego que la vida era para vivirla de una vez, el qué dirán no importaba si uno era capaz de ser íntegra en cada acto o pensamiento.
Nadie lo podía creer, cursaban juntas el último año del Bachiller como compañeras de banco, todo el mundo opinaba que eran demasiado opuestas para quererse tanto; pero ellas eran amigas. A Luz le molestaba cualquier comentario sobre Nicoll y la defendía como una leona cuando intentaban atacarla. Nicoll sentía algo especial por Luz, pero siempre cambiaba de tema cuando ésta le comentaba algún problema o se enojaba cuando no la dejaban salir.
Luz encontraba en Nicoll la desfachatez y el emprendimiento más allá de todos los obstáculos. Nicoll, en Luz la comprensión y el respeto por los demás.
Una mañana Agustina, la mamá de Luz, la despertó como todos los días para desayunar e ir a la escuela. Luz no había dormido bien, estaba enojada, angustiada, se sentía traicionada.
- Má, ¿Por qué la gente no es como uno piensa?
- A veces idealizamos a los demás porque creemos conocerlos, o sencillamente porque los queremos y sentimos inseguridad. ¿Qué es lo que pasa Lú?
- Nada, Nicoll.
- Nicoll - dijo su madre en un suspiro y agregó (son tan distintas y no lo notan, susurró de forma inaudible)-¿Qué sucedió con Nicoll?
- No se da cuenta el daño que se está causando, sale con uno, sale con otro, no tiene límites y piensa que no soy como ella porque tengo miedo de vivir. Y eso es mentira. No es miedo, es respeto, es tener criterio y seguir adelante cueste lo que cueste. Pero ella no, que soy tonta, que tengo que vivir, que tengo que soltarme, que tengo que olvidarme de los demás. Y vos no me enseñaste a olvidarme de los otros, me enseñaste a respetarlos, a quererlos, a poderlos ayudar. (Llora entrecortadamente)
- Mi vida, la vida nos enseña a cada paso. Yo no te quiero desilusionar pero cuando quedé sola y tuve que salir adelante, no por mí sino por ustedes, no pude ponerme a pensar si lo que te enseñaba estaba bien o estaba mal. Quizás me haya equivocado pero no creo que tu criterio sobre la vida sea tan errado. Aprendiste lo que sabés de haber sufrido, aprendiste a esperar porque no podías hacer otra cosa. Lamento mucho lo que te está sucediendo, pero también me enorgullece que puedas pensar en cada paso que das y que seas tan hermosa por dentro como lo sos.
- Má, gracias
- No, yo te tengo que dar las gracias por haberme soportado todos estos años, tan duros y tan tristes. Yo quiero agradecerte porque me enseñaste el don de la paciencia, de la luz. Mi Luz.
Esa mañana Luz comenzó a brillar con más intensidad que nunca. Era la última semana de clases. La última semana de secundario. Las materias estaban cerrando y ella tenía toda la ilusión de ser abanderada de la fiesta de graduación. Era el sueño de su mamá y ella tenía ganas de cumplírselo. Se lo comentó a Nicoll.
- Nic, me parece que esta vez sí voy a ser la abanderada.
- No te agrandes, no creo que lo logres, ¿no te acordás que la de química te bajó la nota por mal concepto?
- eso te lo debo a vos
- Pará un poquito, que yo no tengo la culpa que seas tan prejuiciosa y que nunca te enganches en ninguna jodita.
- Si lo decís por lo de la broma a la profe, yo no fui quien le buchoneó. ¡Qué te quede bien clarito!
- No, si la nena es una luz, si a ella le tiene que salir todo bien. Seguro que en tu casa no saben nada de la bajada del concepto, ¿qué cara pondría el marido de tu mamá si supiera que la nena no va a ser abanderada por mala amiga y cobarde?
Luz no podía creer lo que estaba escuchando, ¿ésta era su amiga?, estaba muy resentida.
- Escuchame Nicoll, creo que tenés bronca porque tu promedio no llega ni al de la segunda escolta. Pero lo importante no es eso...
- Ah, si la mosquita muerta...
- Calmate que no te estoy agrediendo ¿Sos mi amiga o no?
- ¿Todavía te lo seguís creyendo? No puedo ser amiga de una persona tan poco compañera, tan buchona y tan tonta. No, nunca fui tu amiga. Conforme.
A Luz casi le da un ataque, empujó a Nicoll por el pasillo de la escuela, le tiraba de los pelos, lloraba, estaba como loca. Cuando se calmó se encontró con un montón de caras que la miraban incrédulamente y la voz de la Rectora que le gritaba:
- Así nunca vas a tener la oportunidad de ser abanderada.
Luz se quiso morir. El sueño de su mamá hecho pedazos. Su vida partida en dos. Solo atinó a correr. Salió de la escuela, nada le importaba, corrió mucho tiempo, sólo paró cuando llegó al río.
- Papá ¿por qué me dejaste? Rompió a llorar.
Así la encontró Patricio.
- Te estamos buscando por todos lados. No llores más hermanita. La Rectora llamó a mamá, yo la acompañé, nos contó todo.
- No todo no. Yo lastimé a Nicoll, pero ella me lastimó primero a mí...
- Sí, también lo sabemos, ella nos contó lo que pasó. Mamá le pregunto por qué lo había hecho y Nicoll dijo que estaba celosa porque ella nunca había pensado que ser abanderada podía ser una alegría para su familia y que su mamá le había reprochado el que vos lo fueras y ella no.
- Yo no voy a ser abandera.
- Shhh! Escuchame. Todo fue una gran confusión...
Luz se abrazó a Pato. Sentía que no podía volver, que por primera vez no iba a poder vencer la piedra, que no iba a poder volver a confiar en Nicoll. Pero la vida le dio una lección mucho más importante.
El día de la fiesta, estaba por salir de la casa, cuando tocan el timbre
- Perdoname Luz - dijo una voz antes que pueda abrir la puerta - estuve pésimo, te puse en evidencia, te lastimé y te mentí. Yo quiero ser como vos, quiero aprender el respeto por los demás, quiero aprender a escuchar, ya no quiero ser yo, el ombligo del mundo...
Luz abrazó a Nicoll, no la dejó hablar más.
- Nicoll, creí que este momento no llegaría jamás.
Le secó las lágrimas con la palma de la mano y agregó...
- Creo que ya aprendimos la lección... no es bueno que seamos tan diferentes, tenemos que cambiar... las dos.


Edith Andrea Tessari
15 junio 1999

5/2/09

PALABRAS PARA EL AMOR


• Palabras para el amor...

Mis amores estuvieron llenos de palabras,
no sé si llenas o vacías....
Tuvieron palabras que dijeron todo
y gestos que no dijeron nada.
El amor es como el mar,
tenés mil posibilidades
para ser feliz
y las tenés para no serlo.
El mar golpea las rocas,
las rocas pueden contestar o no.
El mar golpea los corazones,
estos pueden contener el golpe de un soplo,
o seguir latiendo como si nada.

Edith (Mar del Plata, 20 de febrero de 1996)

3/1/09

TU VIDA Y LA DE LOS OTROS

"Jeanne Hébuterne", Amedeo Clemente Modigliani

TU VIDA Y LA DE LOS OTROS


...”Recorro calles de sombra
y no encuentro un atisbo
esmeralda que me sirva
para salir de este agujero interior.
Es una locura internalizada
a causa de guerra, violencia, gritos”...

Mariela se levanta del lecho y corre las cortinas. Aún no aclaró, pero sin embargo ve la ciudad vacía, como si la paz volviera a caminar entre los hombres. Gira su mirada hacia atrás y allí está él, somñoliento, resfregándose los ojos para intentar definir una figura ya que miles de puntitos azules se lo impiden.
El paisaje exterior parece no darse cuenta de lo que sucede allí. El sol brilla en una sinfonía de rojos, naranjas, lilas, fuccias. Una brisa cálida trae reminiscencias de humeante café con leche matinal y del tesoro del pan caliente con manteca y miel.
Marcos, ya de pie, recorre la casa tratando de enterarse de “eso” que celosamente guarda su mujer. está más callada que de costumbre y no se aparta de la ventana; no responde a nada ni a nadie. Quiere abrazarla pero el tiempo corre y él no llega a la oficina.
Encuentros y desencuentros; amor y desamor. Mariela absorbida por un pasado que no vivió y lo recuerda claramente presente, no se da cuenta de la ausencia de su marido y comenta:
-Mi amor,¿tú crees que la guerra volverá a cruzarse en nuestros destinos?
Al no tener respuesta, reitera la pregunta. Un silencio total le da la pauta de que se ha ido. Angustia y frío corren por sus venas y no sabe por qué.
El sol apuntalado en el cenit, reconforta a Marcos que sale para comer. Recordándola en sus primeras semanas de casados, sus manos suaves, su boca roja, sus ojos vivarachos de un color indefinido y puro, observa que entre ellos las puertas estaban abiertas de par en par, no había secretos y la risa los envolvía a cada paso. Mas, en este preciso momento, las puertas estaban clausuradas; el misterio y la sombra se hacían insostenibles.
La casa desordenada mostraba aquel infierno que se dejaba reflejar en sí misma. La guerra que no vivió, la sangre que no tocó y los ritos que nunca oyó, la convertían en una autómata, nada era lo mismo. Y el mundo le abría las ventanas para dejarla mirar.
Desesperada corrió al teléfono marcó unos números y oyó una voz masculina que le decía:
-servivio de llamadas internacionales, buenas tardes –
Sin saber qué decir, no saber a quién llamar cortó y romió en un llanto quebrado y sin fuerzas. Ya no quería más vivir; poco le importaba su marido, quien sabría aceptar la realidad y ser feliz.
El sol con pasos lentos dejaba que la oscuridad se reflejara con todo su esplendor en las calles de Buenos Aires. Marcos abrió la puerta, las ventanas abiertas de par en par le hicieron sentir terror en un instante. Vociferando su nombre por toda la casa no encontró más que una carta:

“No puedo salir de este agujero negro que me absorbe y vuelve loca.
Me voy, no me busques, estaré tan lejos como la luna que te mira
absorta”....


Otra vez comienza el ciclo y el sol despunta sus rayos dorados
... pero todo acabó...

Edith Andrea Tessari de Méndez (1999)